- ¿Os gustaría tener una asignatura de rugby en el cole?
- ¡SÍÍÍÍÍÍ!"- contestó una clamorosa unanimidad.
- Y si tuvierais una asignatura de rugby, ¿haríais los deberes?
- ¡SÍÍÍÍÍ!" - volvió a ser la respuesta, tan clamorosa y unánime como la anterior.
- ¡Pues que sepáis que ya tenéis deberes de rugby para hacer en casa!
Y así es. El primero de los deberes consiste en leer y empaparse del blog que el entrenador está escribiendo para recordar y asentar conceptos. Que, por un lado, seis horas a la semana son pocas y, por otro, la mayoría de veces ni recuerdan qué se hizo el entrenamiento anterior cuando se les pregunta. También sirve para comprender mejor las dinámicas y evitar así redundar en las explicaciones durante las sesiones de rugby en el campo.
Y además, con el blog, se les puede transmitir y recordar también algunos deberes diferentes, que pueden consistir en realizar ejercicios técnicos sencillos, en visionar algunos vídeos (seleccionados o a discreción), buscar alguna información útil, responder algún test (¿por qué no?) o cualquier otra cosa que pueda ser interesante.
O al menos ese sería el plan si quien escribe este blog consigue ponerse con ello a pleno rendimiento.
La primera actividad que voy a proponer (en realidad, no me gusta llamarlo "deberes") consiste en familiarizarse con el balón, conocerlo todo sobre él. Habrá quien piense que l@s voltors ya están más que familiarizados con el balón, pero yo hablo de aprender a comprenderlo y a quererlo. Convertirlo en nuestro aliado y, en definitiva, aprender a dominar el balón de rugby para que trabaje para nosotr@s.
Jugando con el balón en casa aprenderemos el mejor punto desde donde cogerlo con garantías o donde poner las manos para controlar el pase. Porque el pase es control, no lanzar el balón al aire de cualquier manera (aunque por fortuna llegue a su destino) (1).
Algunos ejercicios muy simples para mejorar el manejo de la pelota (2):
1.- Pasársela de mano a mano, por delante y por detrás, por encima de la cabeza, y también moverlo alrededor del cuerpo, intentando solo mover las extremidades superiores, manteniendo la cadera lo más quieta posible.
2.- Si se dispone de dos balones, coger uno con cada mano y hacer "malabares" para pasarlos de una a otra.
3.- De pie, coger el balón con dos manos, dejarlo caer y atraparlo antes de que llegue al suelo. Para ir haciéndolo más difícil (y porque es demasiado simple) se le pueden añadir variantes: dar una palmada antes de atraparlo al vuelo, soltarlo con los ojos cerrados, hacerlo de pie sobre una sola pierna...
4- Más difícil aún: agacharse y sujetar el balón con el brazo derecho por delante y el izquierdo por detrás, soltarlo y atraparlo antes de que toque el suelo con el brazo derecho por detrás y el izquierdo por delante. ¡Manteniendo la espalda recta!
5.- Comenzar con el balón en dos manos y ponérselo bajo el brazo derecho, volver a dos manos y luego bajo el izquierdo. Cada vez más rápido y de forma más segura. Esto sirve para colocárselo para entrar en contacto o para poder hacer un refús (3).
6.- Aprender a coger el balón por la parte y de forma que al tirarlo hacia arriba gire quedando en la posición más vertical posible (darle spin), tanto la propia pelota como su trayectoria. Es decir, intentando que vuelva a las manos sin tener que movernos del sitio. Aquí, además de aprender a cogerlo bien y conocer la zona donde mejor se le puede dominar, se practica también el golpe de muñeca que produce el pase tan característico del rugby (4).
7.- Otro tipo de dominio del balón: lo botamos delante de nosotr@s de forma que vuelva a nuestras manos. Al principio puede ser difícil, pero hay que aprender a conocer cómo reacciona el oval y usarlo a nuestro favor.
Ya familiarizados con el toque del balón, con su movimiento, su rebote, vayamos un paso más allá: dominemos el balón.
Es necesario dominarlo para adquirir soltura en las demás destrezas de ataque. Cuando no lo dominamos necesitamos invertir demasiada atención en controlar el oval, y cuando esa atención necesita usarse para otra cosa, lo perdemos. Sin embargo, cuando hemos adquirido un auténtico control del balón podemos centrarnos en los demás aspectos del juego, como las múltiples tomas de decisiones que se nos presentan en todo momento.
Ya he hecho anteriormente alguna referencia a la visita del gran Marcos Ayerza a nuestro club la primavera pasada. En ella nos reveló su clave para dominar el balón: el pulgar.
Es necesario dominarlo para adquirir soltura en las demás destrezas de ataque. Cuando no lo dominamos necesitamos invertir demasiada atención en controlar el oval, y cuando esa atención necesita usarse para otra cosa, lo perdemos. Sin embargo, cuando hemos adquirido un auténtico control del balón podemos centrarnos en los demás aspectos del juego, como las múltiples tomas de decisiones que se nos presentan en todo momento.
Ya he hecho anteriormente alguna referencia a la visita del gran Marcos Ayerza a nuestro club la primavera pasada. En ella nos reveló su clave para dominar el balón: el pulgar.
Tenemos que desarrollar un pulgar poderoso. En realidad, dos: uno en cada mano. Con ellos podremos someter el balón a nuestra voluntad. Dominarlo significa poder manejarlo de forma segura con una sola mano y para ello necesitamos potenciar el pulgar.
Démosle, pues, todo el poder a nuestro dedo gordo. Presionemos fuertemente la ovalada con él para conseguir que haga lo que nosotr@s queremos.
Podemos ejercitarlo agarrándola con una mano, sin apoyarlo en el brazo o en el cuerpo, y moviéndolo en todas direcciones, agitándolo, cada vez más violentamente para comprobar cuán fuertemente lo tenemos asido. Variando el punto de agarre del balón iremos comprobando dónde podemos ejercer mayor dominio, hasta que no esté firme en nuestra mano a pesar de las sacudidas.
Otro ejercicio difícil: sujetamos el balón con una mano (la mano sobre el balón, no al revés) y lo dejamos caer para atraparlo antes de llegar al suelo con esa misma mano, sin ponerla debajo de la pelota, sino sujetándola desde arriba. Una vez más, habrá que ir variando el punto desde el que agarrarla para acabar dominando este movimiento.
Si, como creo que ya sabemos, lo más importante en el campo de rugby es el balón, entonces es necesario poder usarlo de forma controlada. Si no lo conseguimos, lo volveremos a perder cuando hayamos logrado recuperarlo. Pocas cosas en este deporte habrá tan básicas como esta, así que ya sabéis: ¡dedicadle unos minutos cada día a haceros amig@s de la pelota para que no os traicione cuando la necesitéis!
(1) Estoy dando por hecho que cada jugador/a dispone, por lo menos, de una pelota ovalada. Jugar con ella en casa no quiere decir lanzarlo poniendo en peligro el mobiliario doméstico, sino a moverlo entre las manos, sujetarlo, girarlo, sostenerlo...
(2) Por supuesto que, por mucho que practiquemos, nuestra pericia no aumentará sin esfuerzo. Hemos de concentrarnos para corregirnos e ir reduciendo la cantidad de errores que cometemos. Si al pasar los días no mejoran nuestras destrezas, entonces es que no le estamos poniendo ninguna gana. Es decir, estamos perdiendo el tiempo.
(3) El refús, o hand off o fend (off), consiste en ponerse el balón bajo brazo para tener libre el otro y así poder rechazar a los rivales que vengan a por nosotr@s.
(4) El spin ('giro') es la rotación del balón característica de los pases de rugby que reproduce el movimiento de las balas. En realidad en sub-12 aún pocas veces tienen ocasión de utilizar adecuadamente este tipo de pases, ya que están indicados para distancias largas, además de otros inconvenientes que acarrea. Aunque no está mal que aprendan a darle el spin, aquí el ejercicio sirve, sobre todo, para conocer cuál es la zona del balón por donde se le puede controlar mejor para lanzarlo.
(5) Se trataría de adquirir lo que se llama una 'competencia inconsciente' en el manejo del oval y se puede comparar con aprender a conducir un coche: cuando estamos empezando necesitamos centrar toda nuestra atención en la carretera, el volante, los pedales... y tomar conscientemente continuas decisiones; pero cuando ya somos expert@s conductor@s podemos hablar, cantar, cambiar la emisora, mirar a otro lado, mientras pisamos el embrague y cambiamos las marchas de forma mecánica e inconsciente.
(5) Se trataría de adquirir lo que se llama una 'competencia inconsciente' en el manejo del oval y se puede comparar con aprender a conducir un coche: cuando estamos empezando necesitamos centrar toda nuestra atención en la carretera, el volante, los pedales... y tomar conscientemente continuas decisiones; pero cuando ya somos expert@s conductor@s podemos hablar, cantar, cambiar la emisora, mirar a otro lado, mientras pisamos el embrague y cambiamos las marchas de forma mecánica e inconsciente.